El Atlético Viso está empeñado en complicarse la vida. Ante el Guillena había que ganar porque ya tocaba, porque el rival está igual o peor que uno mismo, porque se jugaba en casa y porque la mano del nuevo entrenador se tiene que empezar a notar ya. Pues nada de eso pasó. El equipo perdió y lo hizo de una forma tan cruel como tonta. Un penalti absurdo en tiempo de descuento que le dio un triunfo vital a un Guillena que hunde más todavía en la tabla al conjunto visueño. Hubo ocasiones, claro que sí, pero también las tuvo el rival. El nuevo proyecto deportivo no endereza su rumbo y Salvador Sánchez Bonilla no encuentra todavía la solución a los males de un equipo que se instala en la penúltima plaza con cuatro puntos.