José León «Pepín», presidente del Mairena, fue entrenador en su día de Sergio Jiménez «Mijita», presidente de La Barrera. Entonces los dos peleaban por los mismos colores. El domingo a las 12:00, cuando el San Bartolomé acoja el duelo entre albinegros y verdes, cada uno barrerá para su casa, pero siempre con la deportividad por bandera.
El derbi de Mairena del Alcor es un ejemplo de cómo deben afrontarse partidos de máxima rivalidad. Con talante, deportividad y mairenismo. En el pueblo no se habla de otra cosa estos días. «Cuando se hace el calendario es de los partidos señalados en el almanaque», señala Pepín. «Deseamos que todo salga bien, no haya problemas y que todos disfruten. Luego, ganará el que marque más goles». Y en su caso, como es obvio, espera que sea el CD Mairena. «Somos favoritos por clasificación y por jugar como local. Pero el fútbol es fútbol. Luego lo mismo la pelota no entra».
De joven fue jugador del Mairena. Formó parte del primer equipo infantil del club, en los 70. Su entrenador fue Ángel Troncoso. Creció en el club como persona y futbolista hasta llegar a jugar dos temporadas en el primer equipo con Ojeda y Diéguez como entrenadores. El servicio militar y un pólipo en el colon le apartaron del campo.
Luego pasó al banquillo, donde entrenó a su homólogo, Mijita. Lo recuerda el presidente de La Barrera con cariño. «Confiaba en mi siempre y me llamaba para entrenar con ellos, aunque yo era una categoría menor». Sergio recuerda un partido en San José. Él era cadete, pero fue convocado por Pepín con el juvenil que se jugaba la permanencia. El partido parecía predestinado al empate. Entró al terreno de juego el hoy presidente de La Barrera y peinó un balón en largo del portero que aprovechó Sergio Troncoso para marcar el gol de la victoria y la permanencia.
«Será un partido especial para mí. El Mairena fue y será mi casa. Los mejores recuerdos de mi infancia los tengo allí y los mejores amigos del fútbol los tengo de allí», comenta emocionado. Él era un jugador de equipo, de los que lo daban todo jugara donde jugara. Jugó de todo, pero acabó haciéndolo como central, lateral o mediocentro. Pasó por todos los escalafones del club y llegó a entrenar con el primer equipo a las órdenes de Manolito Sánchez y Eusebio Navarro. Le quedó la espinita de debutar. De allí se fue a La Barrera, donde encontró una familia que le acogió con los brazos abiertos y encontró el cariño que buscaba. Desde entonces, se siente identificado con los valores del club.
Ahora, espera que La Barrera se lleve los tres puntos el domingo. Ve al equipo «centrado y muy tranquilo. Preparado para el derbi, mucho mejor de como afrontamos el partido de la primera vuelta que teníamos muchas bajas». Él se encuentra con muchas ganas e ilusionado. «Será un partido muy bonito para mi».
El derbi dejará escenas de reencuentros, sensaciones a flor de piel y emociones encontradas. Ahora toca disfrutar de 90 minutos que pasarán a la historia y ya no volverán.